La Semana Santa de Sagunto es una de las más antiguas de la Comunidad Valenciana y del resto de España. Declarada de Interés Turístico Nacional.
La Cofradía de la Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de Sagunto, viene celebrando la Pasión desde principios del Siglo XVI, cuando fue fundada por los gremios que repoblaron las Juderías después de la expulsión de los judíos, por los Reyes Católicos en 1492. Los 1.500 cofrades de la única cofradía han mantenido la tradición y las peculiaridades que la hacen única. No admite aún mujeres en sus filas y como curiosidad, llevan una indumentaria totalmente en negro, algo nada común en otras cofradías de España.
Las primeras Semanas Santas en la localidad se fechan a finales del siglo XV, concretamente en 1492. Durante el reinado de Fernando el Católico, se repobló la antigua Judería de la ciudad, abandonada por los hebreos anteriormente, fue cuando empezó a celebrarse. Empezó en una ermita que quedó, en el siglo XVII en ruinas, pasando a construir uno de los mayores tesoros eclesiásticos de Sagunto: la Ermita de la Sangre.
Actualmente, el pueblo se paraliza estas fechas, y desde el Domingo de Ramos, se vuelca en esta celebración. El día anterior, el pasado sábado 24, empieza con la Pasión Saguntina, una representación teatral que se recuperó en 2004 por iniciativa cívica, tras más de 100 años sin ejecutarse. Se trata de un montaje que recorre las calles de Sagunto en la que participa más de un centenar de personas entre actores, técnicos y montaje.
El lunes también se recuperó, desde hace unos años, la Procesión del Encuentro, en la que los cofrades se dividen en dos recorridos diferentes, uno con la imagen de la Virgen y otra con la de Jesús. Se encontrarán finalmente en una plaza abarrotada, en la que se dedican algunas canciones, silencios, aplausos y lágrimas.
El miércoles es el turno de la celebración más sentida: la Procesión del Silencio, en el que los cofrades, con la cara destapada, pasean por las calles algunas imágenes con un silencio sepulcral en una hilera inmensa de cirios. La luz contrastando con el luto de los trajes.
El Viernes Santo, culminan las grandes procesiones con dos actos, la subida al calvario de algunas imágenes en la madrugada. Ya por la tarde se celebra una de las procesiones más importantes en la Semana Santa de Sagunto es la Procesión del Santo Entierro, sus impresionantes imágenes, el recorrido y sus cuestas, la hacen una de las más especiales, pero si hay algo que caracteriza a Sagunto este día es escuchar por las calles durante el recorrido de los cofrades su tradicional "¡Un caramelet!". Y es que durante el paso de la procesión, algunos penitentes caminan al grito de "Purissima Sangre de Jesuctisto" pidiendo una aportación económica para el sostenimiento de la ermita de la Sangre. Con cada donación se entrega el tradicional 'caramelet', este caramelo o golosina se lo reclaman los niños, y los que ya no lo son tanto, a los cofrades.
Las Mayoralias, uno de los sellos de distinción de la Semana Santa de Sagunto. Aunque la Semana Santa de Sagunto destaca por la conservación de los valores tradicionales, su organización es atípica ya que no encontraremos varias cofradías o hermandades como en la mayoría de los lugares de España.
Y es que en Sagunto solo hay y habrá una cofradía que sustenta la Semana Santa de la ciudad valenciana. 2.500 penitentes, que se agrupan en diferentes Mayoralías encargadas de la organización de los diferentes actos, la mayoría de los cuales se llevan a cabo en la Ermita de la Sangre. A este grupo de cofrades se les llama Mayorales, y podrás reconocerlos porque solo ellos llevan el cinturón de cuero en su indumentaria. Se encargan no solo de las procesiones, sino de todo tipo de actos, como representaciones, misas, incluso? ¡los fuegos artificiales!
Las Mayoralías, o grupos de cofrades, esperan décadas para hacer su año. En Sagunto es tradicional que las familias apunten a sus hijos desde muy pequeños y se hagan ya las Mayoralías entre compañeros de preescolar.
Muchos mayorales cuentan con orgullo lo que les ha supuesto celebrar la Semana Santa. Lo describen como una experiencia única, que les une como grupo, pero también les responsabiliza, durante una semana, del fervor de un pueblo. Nunca sale mal, la gente se predispone para vivirla con respeto. En pocas cosas más se ponen de acuerdo tantos saguntinos.
Javier Velázquez López
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