La Semana Santa de Valladolid fue la primera en ostentar el tÃtulo de Fiesta de Interés TurÃstico Internacional, distinción que reconoce, entre otras virtudes, la calidad artÃstica y el valor histórico de sus tallas, algunas realizadas por los más grandes maestros imagineros de los siglos XVI y XVII, como Gregorio Fernández o Juan de Juni, y por los más recordados escultores en madera del siglo XVIII, como Pedro de Ãvila. Custodiadas durante el resto del año en museos, iglesias y conventos, esta es una ocasión única para disfrutar de estas esculturas tal y como se concibieron. La semana de Pasión convierte asà las calles y plazas de Valladolid en un museo de arte sacro, arropado por el ambiente de sobriedad y silencio que caracteriza esta celebración.
Las primeras cofradÃas vallisoletanas fueron fundadas principalmente a lo largo del S.XVI, aunque existe documentación que sitúa a la más antigua en el S. XV. En el S.XVII, estas históricas penitenciales, se repartÃan los dÃas, horas e itinerarios de las procesiones, tratando de evitar encuentros o coincidencias de horarios, algo que no siempre se conseguÃa. Hasta la reorganización de las procesiones en el S. XX, cada penitencial tenÃa su procesión propia y no asistÃa a la de los demás. Asà Vera-Cruz y Pasión, procesionaban en la tarde del Jueves Santo, mientras que Angustias y Piedad lo hacÃan en la del Viernes Santo. Los Nazarenos lo hacÃan en la madrugada del Viernes Santo.
Comienza entonces también la renovación de los âpasosâ existentes, que se realizaban en papel y cartón, por los de madera, que comenzarán a encargarse a unos imagineros que, entre el XVI y XVII, se encontraban en la cima de su arte. La competencia entre las cofradÃas por dar culto a las mejores imágenes está en el germen de la variedad, cantidad y calidad de los pasos vallisoletanos.
Durante los siglos XVIII y XIX se sufre un largo periodo de decadencia en los desfiles procesionales, que llegaron prácticamente a desaparecer. Un leve resurgimiento se produce durante la ocupación napoleónica, en la que el general Kellerman manifiesta su deseo de ver procesionar a las distintas cofradÃas, siendo esta el germen de la actual Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor.
El arzobispo Gandásegui, junto con otras personas, como el director del Museo Provincial de Bellas Artes (hoy Museo Nacional de Escultura), Francisco de Cossio, impulsaron la primera procesión general de Viernes Santo en 1923 como una forma de reunir el enorme tesoro artÃstico de la ciudad, pero, sobre todo, explotar su potencial como elemento catequizador. A partir de ese momento se crean nuevas cofradÃas, se organizan los desfiles y, sobre todo, se articula el gran desfile del Viernes Santo para que ante los asistentes se suceda la gran secuencia de la Pasión, formada por escenas de hondo sentimiento, desde la Sagrada Cena hasta el dolor de la Virgen MarÃa atravesada por los cuchillos.
Actualmente la Semana Santa vallisoletana está formada por 20 cofradÃas, que desarrollan diferentes actos de culto a lo largo del año, y procesionan a sus imágenes titulares en los dÃas comprendidos entre el Viernes de Dolores y el Domingo de Resurrección.
La Semana Santa vallisoletana se caracteriza por su sobriedad y seriedad. La monumentalidad de unos pasos de gran altura y enorme expresividad, muchos de ellos imposibles de portar a hombros, como los cedidos por el Museo Nacional de Escultura, apabullan a los asistentes, que contemplan los desfiles en un respetuoso y espontáneo silencio, sobrecogidos también por el ambiente al que contribuye la música de las cofradÃas y el desfilar de hasta 14.000 cofrades, la mayorÃa tocados con capirotes para preservar la intimidad de sus rezos y penitencia.
Quien acuda a la ciudad en esa semana presenciara un apretado programa de desfiles procesionales, entre uno y cinco diarios, algunos marcados por una honda emoción, como los que acontecen las noches del Miércoles y Viernes Santo. Una procesión especialmente destacable es la del Encuentro de la SantÃsima Virgen con su Hijo, el Martes Santo. Merece la pena estar a las 22.00 horas frente a la fachada del Palacio de Santa Cruz para contemplar el encuentro de la imagen de âCristo camino del Calvarioâ y âNuestra Señora de las Angustiasâ.
El Sermón de las Siete Palabras, el Viernes Santo por la mañana, transforma la Plaza Mayor, en un escenario del siglo XVI, siendo el primer sermón realizado en 1932 a instancias del arzobispo Gandásegui, quien se lo encargo la CofradÃa de las Siete Palabras. Espectacular es el cortejo del pregonero a caballo que anuncia el Sermón por toda la ciudad.
La procesión General del Viernes Santo, formada por 33 âpasosâ en total, y alumbrados por 20 cofradÃas, es un espectáculo inolvidable, en el que se exhiben algunas de las obras cumbre de la imaginerÃa castellana por las calles de la ciudad. La procesión, que se desenvuelve por un largo itinerario a través del casco histórico de la ciudad, tarda en pasar por un punto concreto más de dos horas. Por eso hay quien se reserva un asiento en las tribunas de pago que se colocan en la plaza Mayor.
Silencio, rezo, sobriedad, penitencia, sentimiento⦠Semana Santa en Valladolid.
[Javier Velázquez]
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