AVILA
La Semana Santa abulense cuenta con 14 cofradías, hermandades o patronatos que, integrados en la Junta de Semana Santa, organizan 16 espectaculares procesiones, iniciándose las mismas el Viernes de Dolores y terminando el Domingo de Resurrección.
En el Monasterio de San Francisco, ya desaparecido y que se encontraba a las afueras de la ciudad, comenzaron los desfiles procesionales abulenses, en el siglo XVI. Fue la Hermandad de la Vera Cruz la que en 1540 saco en procesión al Santísimo Cristo un Jueves Santo, conocido como el Cristo de los ajusticiados o de la Buena Muerte, ya que los cofrades se encargaban de asistir a los ajusticiados. Organiza la Procesión de los Pasos, que así se llama por el elevado número de imágenes y grupos escultóricos que la componen: Santa Vera cruz, la Santa cena, la Oración en el Huerto, el Prendimiento, cristo amarrado a la columna, la caída, la Santa Faz, la tercera Palabra y el Santísimo cristo de los ajusticiados, escoltados por los penitentes de túnica y capuchón morado y capa de terciopelo granate, con un recorrido por las calles del centro de la ciudad. También organiza el Viacrucis Penitencial en la madrugada de viernes Santo.
El Real e Ilustre Patronato de Nuestra Señora de las Angustias y Santo Sepulcro fue fundado en el siglo XVI y organiza La Procesión del Santo Entierro tiene su salida del templo de San Ignacio de Loyola. Es de siempre costumbre en las procesiones de esta cofradía, que delante de la urna del Santo Sepulcro vaya un niño ataviado con traje de ángel. Acompañada del resto de los pasos y cofradías de la Semana Santa de Ávila que, realizan su salida desde la Catedral, organizando así la procesión general del Viernes Santo, con la colaboración de la Junta de Semana Santa y sus entidades miembros. En este desfile procesiona el Cristo de las Murallas, obra del escultor Nicomedes Díaz Piquero (2000) y que es la representación de Cristo sobre la ciudad de Ávila con las murallas a sus pies. Este Cristo es el símbolo de la unión entre todas las cofradías y va acompañado siempre por la Junta de Semana Santa de Ávila.
Otra procesión singular es la procesión del "Miserere, que organiza el Patronato de la Purísima Concepción, Santa María Magdalena y ánimas Benditas del Purgatorio, en el momento en que el martes deja paso al miércoles santo. En 1993 un grupo de abulenses decidió organizar una procesión penitencial, al estilo de aquellas que organizaron nuestros antepasados en 1540. La imagen elegida fue la de la Magdalena. Los hermanos de la procesión del Miserere salen de la iglesia de la Magdalena, en plena Plaza del Mercado Grande para dirigirse, entre carracas y cadenas, hasta la Ermita del Humilladero, donde espera el Ilustre Patronato de la santa Vera cruz. como en otro tiempo hicieran, para sellar un acto de fraternidad. Esta procesión, compuesta por muy pocos cofrades por "númerus clausus", está considerada como una de las más austeras y castellana de todas las que desfilan durante la Semana Santa abulense.
Una de las procesiones más importantes es la que se celebra el Miércoles Santo, la del Cristo de las Batallas, que sale del convento de Mosén Rubí. La imagen titular es un pequeño busto del siglo XV que acompañó a los Reyes Católicos en sus campañas bélicas, de aquí su nombre.
Son numerosos los actos religiosos de la Semana Santa abulense que nos sobrecogen el alma alrededor de la ciudad amurallada. El golpe sordo de los tambores, el inalterable paso de los costaleros, el silencio contenido. Iglesias, palacios, casas solariegas, calles estrechas, se llenan de sentimiento transmitiendo una vibración especial a todos los presentes
En total la Semana Santa abulense cuenta con treinta y ocho imágenes y grupos escultóricos tallados por grandes imagineros. Acompañadas por centenarias cofradías penitenciales que conservan sus primitivas raíces en el más puro sentir castellano, representan, en las empedradas calles, la Pasión de Cristo, siguiendo con una tradición antiquísima en la que la austeridad, el recogimiento, el silencio y el bellísimo marco por el que discurren las procesiones hacen de la misma una Semana Santa digna de contemplar para los fieles que se agolpan, por miles, en las aceras, unos de la propia ciudad y otros llegados de cualquier lugar del mundo.
Javier Velázquez López
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